Nuestro
cuerpo, al igual que un coche o cualquier otra máquina, requiere el combustible
necesario para su uso cotidiano y son varias las fuentes que utiliza. Seguro
que las dos primeras ya las has acertado: la
comida y la bebida. Pero existe otra mucho más importante sin la cual no podríamos subsistir más de cuatro
minutos sin sufrir graves daños en nuestro organismo e incluso llegar a la
muerte cerebral: el oxígeno.
Es verdad que cierto tipo de alimentos y/o bebidas ayudan
a mejorar tu actividad física en diferentes niveles, incluyendo la sensación de
ansiedad y tensión la cual llamamos estrés;
algunos lo combaten al ingerirlos y otros lo potencian fomentando el
nerviosismo, un experto en dietas te podría recomendar la alimentación
adecuada, yo soy experta en coaching y, además de animarte a cuidar lo que ingieres, te invito a
abrir los ojos ante lo que lleva nutriendo tus células desde tu primer minuto
de vida y que, a pesar de venir “de serie” su inhalación, no por ello hay que
descuidarla pues es un pilar para que
lleves una vida placentera y sana.
Si cuidas lo que comes, ¿por qué no cuidas
lo que respiras?. No comerías algo que te provoque cáncer de estómago o que
supieras que es venenoso, entonces…¿por qué fumas?. Si respetas el hacer un número
determinado de comidas al día para que tu organismo no pase hambre y tenga
energía...¿por qué te privas de respirar adecuadamente el oxígeno?. La respiración
es un acto fisiológico primordial para la supervivencia, pero tan automático e inconsciente que lo dejamos en el olvido sin atender a las carencias que una mala oxigenación puede ocasionar en nuestro organismo.
Resumiendo
mucho, solo para que nos hagamos una idea, vamos a mencionar alguno de los
beneficios y perjuicios, según tu tipo de respiración.
Una respiración inadecuada y de mala calidad, la que realizamos casi todos, trae
consigo fatiga tanto física como
mental, estrés, mala circulación
sanguínea, ansiedad,
hiperventilación, tensión muscular (sobre todo en cuello y espalda), mala
oxigenación de las células y órganos de nuestro cuerpo, con las
consecuencias que eso conlleva, envejecimiento,
etc.
Sin embargo, respirar adecuadamente, inhalando así
el oxígeno necesario para tu organismo, te estás aportando innumerables beneficios como eliminación de toxinas, mejora del rendimiento tanto físico como mental, mejora de la digestión, de la
circulación sanguínea, del funcionamiento de las glándulas, permite quemar mejor las grasas, con una mejor
oxigenación de nuestros tejidos también notaremos menos arrugas y un cutis más terso, favorece la relajación, la concentración,
alivia el estrés, elimina la tensión muscular...y así podría seguir y
seguir, con lo que de esto podemos inferir que una buena oxigenación del
organismo es la base de la fuente de la
juventud y de una vida sana y relajada.
Normalmente cuando una persona está nerviosa o con
ansiedad, algo muy común hoy en día, no es consciente de que puede estar hiperventilando, realizando
respiraciones rápidas, cortas, e incompletas que privan al organismo del
oxígeno suficiente para realizar todas las funciones necesarias que llevan a
una subsistencia de forma satisfactoria y beneficiosa. La única forma de evitar esto es adquirir el hábito de una correcta respiración.
¡Aprende a respirar!.
Es fácil, gratis, y el beneficio supera con creces el coste de tiempo
invertido en asimilar la costumbre. Solo son tres fáciles pasos, se llama respiración diafragmática.
Para comenzar
a respirar correctamente lo más sencillo es tumbarse y boca arriba (con un poco de práctica lo podrás realizar
en cualquier postura y circunstancia). Coloca
una mano sobre el pecho y la otra sobre la barriga.
1. Inspira intentando
llenar de aire solamente la parte baja
de tu abdomen (en realidad estás llenando la zona del diafragma, no el
abdomen, pero el efecto que notarás es ese) si lo haces correctamente
percibirás que solo se eleva la
mano que esta sobre tu barriga. Si tienes dificultades en hacer esto puedes tratar de simular que tienes una barriga cervecera o de embarazada... ;). Para
que este movimiento sea correcto la zona del pecho no debe elevarse, tu mano
del pecho no debe haberse movido.
2. Una vez lleno de aire el diafragma continuamos con la parte del pecho, como esta es la parte
que solemos llenar de forma inconsciente te resultará muy fácil. Notarás que se
eleva la mano que tienes sobre tu pecho.
3. Por último hay que llenar la
parte de arriba, esto lo puedes conseguir imaginando que introduces aire en
la zona situada por encima de tu pecho, entre
los hombros o entre tus clavículas.
Después contén la respiración tres segundos y
expira despacio, en el orden inverso al de la inspiración. Trata de realizar este ejercicio todos los días de cinco a diez minutos y pronto notarás los beneficios.
Con este ejercicio
además de aprender a alimentar/oxigenar
correctamente tu cuerpo, mejorando así
tu salud y bajando tus niveles de ansiedad, te estarás iniciando en una
técnica de relajación que mejorará considerablemente tu calidad de vida,
estarás dándole un respiro, y nunca mejor dicho, a tu mente y a tu cuerpo del
ajetreo y preocupaciones diarias.
Es curioso que dejemos en el olvido todo lo que nos beneficia y focalicemos nuestras vidas
sobre lo pernicioso, el ser humano se mueve con ese patrón de conducta completamente autodestructivo
y antinatural, pero por supuesto modificable, solo hay que cambiar el foco
porque allí donde pones tu energía las
cosas crecen, así que toma nota, ¡respira!
y enfócate en lo bueno que la vida
te da.