En una
historia de la mitología griega
donde el rey y escultor Pigmalión se enamora de una de sus creaciones a la que
llama Galatea, fue tal el amor que la profesaba que su sueño era que cobrase
vida, la vestía e iba a visitar todas las noches, trababa a la escultura casi
como si fuera de carne y hueso, hasta que un día la diosa Afrodita hizo realidad su deseo y Galatea se
convirtió en una mujer real.
En verdad el efecto Pigmalión es el nombre que se da
a lo que en psicología llamamos la
“realización automática de predicciones” o la “profecía que se cumple a sí
misma”, aquello en lo que crees se
convierte en realidad.
Es curioso que
un recurso psicológico tan básico no se aplique con más frecuencia tanto en la educación de los niños como en el mundo
de la empresa, lugares propios donde optimizar resultados, en los cuales subyacen relaciones de cierta dependencia,
que es donde se puede producir de mejor manera este efecto dado que las
opiniones de padres, profesores o jefes
tienen una gran influencia sobre hijos, alumnos o empleados.
Existen muchos
experimentos sobre el efecto Pigmalión, los más destacados son los realizados
por los psicólogos Rosenthal y Jacobson
en aulas, donde según la información que los profesores reciben sobre las
capacidades de sus alumnos se provoca que les den un trato determinado durante
el curso influyendo en sus resultados finales. Si se les informa de que algunos
alumnos tienen un intelecto superior (teniendo toda la clase un potencial
similar) curiosamente son los que mejores notas terminan sacando. Os dejo un
video con el experimento que te aclarará como se produce esta “magia”.
Este efecto Pigmalión puede tener consecuencias negativas o positivas, dependiendo del uso que le des.
PADRES
Si eres padre
y te pasas el día diciéndole a tu hijo frases del tipo “que mal te portas siempre”, “mira que bruto
eres”... estás aplicando el lado negativo, mellando su autoestima e inculcándole creencias limitantes que
le acompañaran durante toda su vida; Terminará asimilando que es malo, torpe o
bruto y aunque no lo sea su comportamiento así lo mostrará porque es lo que se cree y
se espera de él.
En cambio, si tienes fe en tu hijo y se lo demuestras tanto con palabras
como con hechos potenciarás sus cualidades
reforzando su confianza, las actitudes positivas, sembrando en él equilibrio emocial; ten en cuenta que aquello en lo
que te centras crece, en cualquier ámbito de la vida.
JEFES
Lo mismo siendo jefe, si solo resaltas
los aspectos negativos de tus empleados o colaboradores menoscabas su seguridad en sí mismos potenciando que la situación
que pensabas mejorar con tus críticas o sugerencias no solo no mejore sino que
vaya a peor. Piensa que para dar una
crítica constructiva que pueda sentirse como negativa antes, al menos ,debes hacer dos
positivas a modo de colchón.
La creencia
sobre las habilidades de tus empleados ejercen un impacto directo sobre su
rendimiento. Si un superior cuestiona
continuamente las capacidades y el trabajo de un colaborador, efecto Pigmalión negativo, su actitud
terminará siendo indiferente y su desmotivación cada vez mayor. Con lo que si
mides el rendimiento de un equipo
podrás ver el reflejo de las creencias
de su jefatura.
Lo podríamos
resumir todo en que si quieres que algo
salga bien o un acontencimiento o conducta se enfoque hacia un camino
determinado debes creer en que así será, de esta forma todo lo que pienses, digas o hagas apoyara y
acompañará a la consecución de este
objetivo puesto que estás enfocado en ello, en construir no en destruir, porque para que el efecto Pigmalión se
cumpla se deben dar tres aspectos ineludiblemente: creer firmemente en un hecho, tener la expectativa de que se va a
cumplir y acompañar con mensajes y/o actos que animen su consecución, es como la
magia aparecerá.