Casi todos los
artículos de este mes que circulan tratan sobre los nuevos propósitos y
renovación de objetivos, en esta ocasión, dado que entiendo que cualquier fecha
es importante para ello, aunque se aprovechen las marcadas como notorias para
potenciar la motivación, me voy a limitar a dejaros un poema con mucha miga el cual deseo os llegue al corazón como una pequeña descarga para vivir con pasión.
Este poema
está atribuido por la gran mayoría de los cibernautas a Pablo Neruda pero al
parecer, según la Fundación Pablo Neruda, no es del autor chileno sino de una
escritora brasileña llamada Martha Medeiros. Internet es fuente de mucha
información y a veces este tipo de confusiones se pueden dar puesto que todo el
mundo opina y en ocasiones el que escribe no se documenta correctamente o lo
hace con fuentes ya erróneas. Desde aquí mi enhorabuena a Martha Medeiros por esta
creación tan bella y certera, y a pesar de que no se la haya reconocido como
autora en todo este tiempo, le quedará el gran orgullo de haber sido comparada
hasta tales dimensiones con el gran, y admirado por mi, Pablo Neruda.
MUERE
LENTAMENTE
Muere
lentamente quien se transforma
en esclavo del
hábito, repitiendo todos los días
los mismos
trayectos, quien no cambia de marca,
no arriesga
vestir un color nuevo
y no le habla
a quien no conoce.
Muere
lentamente quien hace de la televisión su gurú.
Muere
lentamente quien evita una pasión,
quien prefiere
el negro sobre blanco
y los puntos
sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las
que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de
los bostezos, corazones a los tropiezos
y
sentimientos.
Muere
lentamente quien no voltea
la mesa cuando
está infeliz en el trabajo,
quien no
arriesga lo cierto por lo incierto
para ir detrás
de un sueño,
quien no se
permite por lo menos
una vez en la
vida, huir de los consejos sensatos.
Muere
lentamente quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no
encuentra gracia en sí mismo.
Muere
lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se
deja ayudar.
Muere
lentamente, quien pasa los días
quejándose de
su mala suerte o de la lluvia incesante.
Muere
lentamente, quien abandonando
un proyecto
antes de iniciarlo,
no preguntando
de un asunto
que desconoce
o no respondiendo cuando le
indagan sobre
algo que sabe.
Evitemos la
muerte en suaves cuotas,
recordando
siempre que estar vivo
exige un
esfuerzo mucho mayor que
el simple
hecho de respirar.
Solamente la
ardiente paciencia hará
que conquistemos
una espléndida felicidad.
Aunque este post lo publico ya casi a finales de enero aprovecho para felicitarte el nuevo año y desear que en 2018 seas tan feliz que no sepas si vives o sueñas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario